Lanzarote, esa isla que cuenta con una dotación natural de 25 volcanes y con uno de ellos aún activo tras más de 292 desde su última erupción, parques naturales, costas y playas, jameos, papas arrugas y gente maja.
Día 1 (29 de junio) – De Madrid a Lanzarote
Nos ponemos en marcha hacia la T4 del Aeropuerto de Madrid para nuestro vuelo a Lanzarote que salía a las 11:25, por lo que llegamos un par de horas antes para facturar las maletas y desayunar dentro de la terminal. Una vez pasado el control de seguridad, decidimos desayunar en el Mc Donalds, donde desayunamos los 3 por 7,85€, más barato imposible dentro de la T4. El vuelo fue tranquilo y sin turbulencias, y llegamos puntuales a Lanzarote. El aeropuerto allí es pequeñito, nada más recorrer un par de pasillos ya llegas a las cintas del equipaje, cuando ya recogimos el equipaje fuimos a la zona de los mostradores de alquileres de coches para poder recoger el coche de alquiler. El alquiler del coche durante 6 días fueron 162€ (27€/día).
Como ya era la hora de comer, nos fuimos directos desde el aeropuerto al restaurante que se llamaba Guachinche el Cariñoso, pedimos las croquetas, el quesito frito con mermelada, las papas arrugas, vino de la zona, etc y estaba todo buenísimo, y salió por 64,6€ la comida. Una vez terminados de comer, nos dirigimos a la casa donde pasaríamos los 6 días en Lanzarote.
Paraiso Rubicón (reservado en Booking) es una casa de una sola planta a sólo 150 metros de Playa Chica, en la zona del Puerto del Carmen. La casa es espaciosa, en una zona que es muy tranquila, y muy bien ubicada, teníamos hasta sillas de playa disponibles para usarlas si queríamos. El precio del alquiler por 6 días fueron 555€ (92,5€/día). Lo único es la zona para aparcar el coche, a veces nos costaba dar un par de vueltas por las calles cercanas para poder aparcar, pero nada fuera de lo normal. Esa tarde la dedicamos a instalarnos, sacar la ropa de las maletas e ir al Lidl que daba cerca y comprar la comida para los desayunos. Por la tarde noche decidimos ir andando a Puerto del Carmen que quedaba a menos de 7 min caminando desde la casa, donde pudimos ver como los lugareños jugaban a la Bola Canaria, que es muy parecido a la Petanca solo que las bolas son más grandes y cambian un poco las reglas del juego. No sabéis la puntería que tienen para lanzar las bolas y separar las del equipo contrario, era digno de pararse y mirar un poco.
Cenamos en La Sirena Snack Bar, donde pedimos ensalada con gambas, quesito frito, papas arrugas, aros de cebolla frito, calamares frititos y pollo en tiras con pimientos. Las raciones son pequeñitas, de ahi que pidiéramos tantos platos. Desde allí volvimos caminando a la casa.
Día 2 (30 de junio) – Día por el sur de Lanzarote
Nos levantamos bien pronto para ir hacia Los Hervideros, que desde la casa estaban a 30 min en coche. Durante el trayecto desde la casa, la carretera que te lleva hacia ellos atraviesa una de las últimas coladas de lava que se formaron en la isla con las últimas erupciones producidas. El paisaje es como poco sobrecogedor, solo ves un suelo negro, árido, con rocas puntiagudas, porosas, todo ello extendido como un manto sobre la tierra. La sensación es la de ver una zona desértica, como si estuviéramos en Marte, todo ello rodeado de pequeños montículos de tierra que parecen montañas, pero que en realidad son volcanes inactivos.
Los Hervideros es una zona volcánica de agujeros en la superficie, donde el mar se encuentra debajo de los mismos, lo que lo hace especial es el momento en el que el mar choca contra la tierra, cuando el agua bajo la presión del choque, sale por los agujeros hacia arriba en forma de bruma, dando la sensación de que están hirviendo agua, de ahí el nombre de este lugar.
Los hervideros para verlos en plena acción hace falta que ese día haga mala mar o vientos fuertes y con marea alta, de esta forma el mar estará bravo y al chocar con la tierra con fuerza, el agua saldrá y buscará aliviar la presión a través de estos mini túneles con los agujeros. Por lo que os recomendamos que hagáis uso de aplicaciones o sitios webs donde poder mirar el tiempo, el oleaje de manera más fiel posible y así no perderos este espectáculo.
La visita de este lugar es gratuita y no hay horarios de visita, aunque el parking es reducido, por lo que de nuevo os recomendamos planificar bien la visita para poder ir tranquilos y aparcar. La zona está muy bien señalada, es totalmente plana hasta el momento de llegar a la zona de los hervideros, donde encontraréis pequeños pasillos hechos de obra para facilitar la visita, con pocos escalones, por lo que es accesible a todo tipo de públicos.
Así mismo, os recomendamos que tengáis cuidado con los niños pequeños dado que las paredes que hay donde asomarse a los agujeros no son muy altas, tienen escalones naturales de las propias rocas, y pueden dar lugar a accidentes.
Este lugar es perfecto para los amantes de la fotografía, sobretodo de la fotografía de espacios naturales y el mar.
Una vez terminada la visita a los hervideros, nos dirigimos a visitar el Charco de los Ciclos. El charco se encuentra a sólo 5 minutos en coche desde los Hervideros, por lo que merece la pena desviarse. Este charco es en realidad un lago formado en el cráter de un volcán que se encuentra semi sumergido bajo el océano por uno de sus lados. Este espacio natural ha sido declarado Reserva Natural, por lo que no está permitido el acceso al lago, se encuentra vallado y solo es posible verlo desde el camino excavado en la ladera del cráter o desde la playa donde se encuentra, la playa de El Golfo. Este lago además de ser curioso por su ubicación, es también famoso por su característico color verde por las algas de su interior.
La zona de acceso al punto desde donde verlo está a 4 min caminando desde la zona de parking, con parking generoso y gratuito. Sin duda, es curioso las formas que toma la naturaleza con el paso del tiempo y de las inclemencias climáticas.
Ese día hacía un viento muy fuerte en esa zona, nosotros casi que teníamos que meternos piedras en los bolsillos para no salir volando. Os recomendamos llevar algún peinado que os evite el pelo de la cara para así evitar caídas, o alguna gorra o gorro. Y ni qué decir tiene de ¡tener cuidado con las faldas chicas!
Una vez que terminamos de ver el Charco, dimos una pequeña vuelta con el coche por el pueblo que hay allí mismo, donde encontraréis un par de bares y alguna tienda de souvenirs. Cuando acabamos de la visita, nuestra idea era visitar el Parque Natural de Timanfaya tras el Charco, pero nuestra sorpresa fue que al llegar allí, había una cola de coches para entrar al parque de más de una hora y media. Eran como las 12 del medio día en ese momento, por lo que cambiamos de planes, y nos fuimos a La Bodega de Santiago, que quedaba solo a 5 min desde la entrada del parque.
La bodega se encuentra en una casa de 200 años de antigüedad que desde el año 2005 es un restaurante, rodeada de los viñedos típicos canarios desde donde se extrae el jugo para realizar el vino típico de la isla. La casa tiene varias salas que visitar con piezas de exposición y conserva la arquitectura canaria de las casas antiguas, junto con la zona del restaurante, que dispone de zona interior y terraza exterior, ambas zonas con vistas a las viñas.
Nosotros tras la visita de la casa, comimos en la terraza cubierta debido a las fuertes rachas de viento que hacía ese día, donde disfrutamos del queso frito al grill, papas arrugas, la ensalada rubicon, el pulpo de Lanzarote, choco a la plancha y cochino en adobo, junto con el vino que se extrae de las viñas de la casa. Además de los refrescos, cafés y el pan que estaba buenísimo. Allí el pan es tícico que sea especiado con una semilla seca parecida al anís, que se llama Matalahúva. No dudes en probar esta maravilla de receta dado que le dá un toque especial al pan y está buenísimo. Esta comida fueron 28,38€ cada uno.
Ese día debido al cambio de planes comimos bastante pronto, por lo que decidimos volver a la entrada del Parque Nacional del Timanfaya y ver si la cola había descendido. Como eran las 15:00 pasadas no encontramos nada de cola, pagamos la entrada, y pudimos acceder a la carretera que te lleva hasta el aparcamiento. Una vez allí, dejas el coche y la entrada incluye 3 actividades dentro del parque.
La primera actividad que puedes ver es la demostración de la temperatura del volcán aún a día de hoy, donde os enseñarán un agujero en la tierra donde si pones el típico hierbajo que crece en Lanzarote, arderá en cuestión de 20-30 segundos por el simple hecho de la temperatura tan alta que acumula la tierra.
La segunda actividad consiste en la demostración que ofrece juntar la temperatura con agua. En unos agurejos realizados en la tierra de varios metros de profundidad echarán un cubo lleno de agua y en cuestión de menos de 3 segundos el agua sale a la superficie en forma de bruma, debido a la alta temperatura, donde a unos 11 metros bajo el suelo la temperatura es de unos 600ºC.
La tercera actividad es un paseo llamado La ruta de las Montañas de Fuego por la zona de los volcanes en autobús, con un recorrido de 14km, que sale cada pocos minutos, siendo la hora de la última ruta a las 16:00, dado que el parque cierra a las 17:00.
La ruta dura como unos 30 min, donde puedes ver los diferentes cráteres de volcanes, las formas que adopta la nueva tierra al salir a la superficie dependiendo de su composición, las capas de lava y las coladas formadas en las últimas erupciones, etc. Es una ruta que además te explica absolutamente todo por la megafonía del autobús en tres idiomas, español, además e inglés.
Allí además podéis encontrar el Restaurante El Diablo, donde sus carnes son cocinadas con el propio calor que emite el volcán, a través de un agujero en la tierra de grandes dimensiones y una parrilla al aire libre. Además, tiene unas vistas panorámicas del Parque Nacional preciosas.
Puedes visitar la zona de la parrilla sin necesidad de consumir nada en el restaurante, funciona como si fuera otra de las actividades que incluye la entrada al parque. Es curioso pasarse y echar un vistazo a la «barbacoa volcánica» y ver que sea usada diariamente para la preparación de las comidas. Os dejo una foto de la parrilla y otra foto de las vistas desde la guagua de la ruta.
Una vez terminada la visita al Parque Nacional decidimos volver a casa para ir a la playita que teníamos más cercana a la casa, Playa Chica. Es una playa pequeñita de aguas cristalinas y de arena fina, solo tiene un par de piedras en una zona concreta de la orilla. Además tiene una forma curiosa dado que la playa tiene dos espigones o lenguas de rocas que salen hacia el mar y estrechan la entrada del mar hacia la playa, por lo que es una playita que queda muy bien resguardada de las mareas, vientos y mala mar. Es usada mucho por los locales y las familias debido a estas características. También hay que sumarle que dispone de duchas, un pequeño chiringuito con helados, granizados, cafés, etc, y también de un bar más grande para comer o tomar algo.
Nosotros sólo fuimos a esta playa durante nuestra estancia en Lanzarote dado que la teníamos a 3 minutos de la casa andando, y aunque haga mal tiempo en la isla, es una playa que probablemente puedas estar en ella debido a sus características.
Tras pasar la tarde en la playita tocaba ir a casa para arreglarse y salir a cenar. Fuimos paseando hasta la zona este de Puerto del Carmen, donde hay dos playas más grandes llamadas Playa Blanca y Playa Grande. El paseo marítimo debe de ser de los que más restaurantes y bares tenga por metro cuadrado en la isla. Nosotros tras pasear y ver todas las opciones de tipos de cocina y comida, acabamos cenando en el Restaurante L’Italiano. Pedimos dos platos de pasta y una pizza para comer y estaba todo muy rico. Junto con dos sorbetes de postre, el de piña estaba muy rico y las bebidas. La verdad el sitio está muy bien, al menos nos daba la confianza de que no comeríamos mal, el local está bien decorado, los camareros son atentos y amables, y el sitio es higiénico y amplio, junto con la posibilidad de sentarte en la terraza. La cena salió 63,72€ los 3, a 21,24€ por persona. Tras la cena volvimos a casa a descansar.
Día 3 (1 de julio) – Inmersión y norte de la isla
Este día comenzó pronto en la mañana para Athenea dado que era el día de la inmersión. A las 8:30 había que estar allí en Playa Chica de nuevo que es uno de los puntos de inmersiones recreativas de Lanzarote más visitados. Ello es debido a que Lanzarote dispone de los mejores fondos oceánicos por su orografía, el origen volcánico de las rocas, las formaciones rocosas debido a las múltiples coladas de lava, los tubos volcánicos ahora ya vacíos de lava que ahora están llenos de agua, etc. No podéis dejar pasar la oportunidad de haceros una inmersión si sois aventureros y os gusta el mar y la vida marina.
Encontraréis muchísimas empresas de buceo en Lanzarote, lo mejor es que os informéis sobre los bautizos de buceo en caso de que sea vuestra primera vez o no dispongáis de los cursos de buceo, o si tenéis de cursos, tendréis muchas zonas con sus diferentes características y así elegir la que más os llame la atención.
Athenea dispone del curso de Padi Open Water Driver, que te permite hacer inmersiones hasta 18 metros de profundidad, por lo que en esa mañana hizo lo que se llama en el mundo del buceo dos inmersiones consecutivas. Es decir, entras una primera vez al agua, haces una inmersión, luego sales a la superficie y se descansa entre 30 o 45 min aproximadamente, cambias las botella de oxigeno por una nueva, y de nuevo vuelves a hacer otra inmersión, que es un poco más corta que la primera.
En la primera inmersión visitamos la zona conocida como Agujero Azul. Hay que matizar lo siguiente: al hacer la inmersión siempre es aconsejable y lo más seguro que a pesar de tener los cursos, siempre vayas en grupos reducidos y con un instructor de buceo que conozca la zona. El agujero azul concretamente está a una profundidad más o menos de 25 metros, por lo que los que solo tenemos el curso de Open Water sólo podrás mirarlo desde arriba, no podrás bajar a dicha profundidad y entrar por él, porque es lo que marca la ley. Otra cosa es lo que luego se haga en la realidad y el margen que permita cada empresa de buceo y monitor. Nosotros éramos 3 personas haciendo la inmersión y el instructor. Sólo una de ellas tenía el siguiente curso que te permite bajar hasta 40 metros de profundidad, por lo que esta persona si pudo entrar en el agujero azul y salir por el otro lado, mientras que nosotros le mirábamos desde arriba.
A pesar de no poder entrar en el agujero, la inmersión ha sido de las mejores del 2022. Pudimos ver en esta primera inmersión muchos peces, anguilas jardineras, meros grandes (entre 50 70 cm de longitud), un caballito de mar, bancos pequeños de alfonsitos, viejas, sargo, fusas negras, peje verde, bancos de fulas blancas, verongia, cangrejo araña, bancos gigantes de sardinetas, una barracuda, y hasta dos mantas rayas.
A parte de ver el Agujero Azul, nuestro instructor nos llevo a visitar uno de los muchos tubos volcánicos existentes en las costas de Lanzarote. Pudimos ver y entrar en un túnel ya vacío de lava y ahora lleno de agua que entraba hacia la tierra. Este túnel ahora es habitado por las especies de peces que viven por allí. Sin duda, una experiencia preciosa pero no muy aconsejable para claustrofóbicos, dado que el túnel tenía un espacio de solo un metro del suelo al techo.
Sin duda la inmersión valió la pena, el coste de las dos inmersiones consecutivas de ese día, junto con el alquiler de equipo fueron 82€ y lo hice con la empresa Mojo Divers.
Una vez terminada la inmersión, hicimos una parada en el Aeropuerto para recoger a Vicentillo que se unía desde ese viernes al domingo. Desde allí nos dirigimos al norte de la isla para visitar el Mirador del Río, que se tardaba unos 50 min en coche desde Playa Chica.
El mirador se sitúa en el punto más norte de la isla de Lanzarote con una altura de 500 metros en un acantilado de paredes prácticamente lisas con pendiente muy pronunciada. Las vistas que tiene son privilegiadas, su principal atractivo es que desde él puedes divisar por completo la isla vecina de Lanzarote, La Graciosa, isla prácticamente deshabitada. El mirador tiene un buen parking por lo que no tendréis problema en cuanto al acceso.
El mirador fue obra de César Manrique al igual que otras muchos edificios y lugares de la isla. Dentro del edificio hay una cafetería con mesas y sillas con vistas hacia la Graciosa, junto con una pequeña tienda de souvenirs.
Teníamos planeado si nos daba tiempo a ir a bañarnos a la Charca de la Novia que no esta muy lejos del Mirador, pero fue imposible, por lo que directamente nos dirigimos al restaurante donde teníamos la reserva. Decidimos comer en el Restaurante Volcán de la Corona en el municipio de Ye. Es un asador donde trabajan productos locales y de calidad, absolutamente todo lo que pedimos estaba buenísimo, pedimos las croquetas, papas arrugas, las carnes que tomamos estaban riquísimas, los postres, los camareros son muy atentos y amables, etc. Diría que este es uno de mis restaurantes preferidos en la isla sin duda alguna. La comida fueron 35,86€ por persona. Os recomendamos probar el Barraquito, que es un café que es elaborado de una forma muy curiosa al ser compuesto por varios ingredientes como leche condensada, licor, canela, leche, y limón. Este fue el mejor barquito que probamos en los restaurantes de la isla, por lo que merece la pena darle una oportunidad.
Durante el resto de la tarde fuimos a Playa Chica para tomar un poco el solecito y disfrutar del mar. Ese día decidimos cenar en el apartamento un par de cositas que compramos en el Lild cercano al apartamento porque estábamos llenos de la comida aún.
Día 4 (2 de julio) – Jameos del Agua, Cueva de los Verdes y moto de agua
Comenzamos el día un poco nublado y hasta incluso nos llovió mientras que esperábamos a entrar al parking de los Jameos del Agua que fue lo primero que hicimos ese día bien temprano. Fijaros bien que fuimos en julio y aún así nos llovió, por los que hay que ir prevenidos con paraguas o chubasqueros por si acaso.
Los Jameos del Agua es otro de los espacios naturales en Lanzarote transformado en un centro cultural, de arte y turismo de la mano de César Manrique. La construcción ha sido creada dentro de un gran tubo volcánico, al que se accede por una de las paredes que te lleva hasta el suelo de dicho tubo, dentro del mismo hay 3 zonas diferenciadas, dos en las cuales no hay techo debido a la orografía y la zona central que si hay techo del túnel de lava original.
En la zona donde se accede encontraréis un pequeño restaurante con una amplia terraza donde poder descansar y tomar algo, y que a su vez se encuentra el acceso al Túnel de la Atlántida. En la zona central se encuentra el lago que veis en la imagen, que se encuentra habitado por unos cangrejos muy especiales, dado que son unos cangrejos de color blanco y que además son prácticamente ciegos. Se les conoce por el nombre de Jameito y son muy especiales porque sólo los encontraréis en este lago únicamente en todo el mundo y actualmente se encuentra el peligro de extinción debido a los malos turistas que decidían que era una buena idea tirar monedas al lago, lo que ha provocado que la población de estos cangrejos se redujera por la contaminación del agua por las monedas o metales.
La visita continua hacia la zona más amplia de los jameos, donde se encuentra una piscina de paredes blancas junto con la entrada al auditorio natural con capacidad para 550 personas donde su acústica es extraordinaria debido a las paredes de piedra basáltica.
La visita termina en la tienda de souvenirs donde podréis encontrar todo tipo de regalos y objetos de la isla. Os recomendamos que a esta visita llevéis calzado cómodo debido a que el suelo de los Jameos es de piedra basáltica y además hay muchas escaleras a lo largo del recorrido.
Tras terminar la visita a los Jameos, nos dirigimos con el coche a la Cueva de los verdes. El parking de la cueva es más reducido que el de los Jameos, asi que tuvimos que esperar un poco en el coche hasta que las personas que dirigen la entrada y zona de aparcamiento nos indicaron que ya podíamos pasar.